Todos
tenemos, hemos tenido o tendremos jefes en nuestras vidas profesionales, y
siempre hemos pensado para nosotros mismos “si yo fuese jefe haría las cosas
mejor. ¿Cómo puede ser que éste sea el jefe?”.
Antes
de nada, no quiero ahora ponerme académico hablando de los estilos de
dirección (todo eso en algún momento podemos abordarlo), si no que quiero
hablaros de nuevos estilos del ‘jefe
líder’ y de como el equipo lo acompaña.
Todos
nos hemos encontrado a esa persona, que ostenta algún cargo o una determinada
posición en un organigrama empresarial que emana una sobriedad, un saber hacer
y una autoridad innata en sus palabras y gestos.
Seguro
que a todos se nos vienen a la cabeza multitud de nombres de “jefes” que
ejercen su liderazgo y que lo transmiten de tal forma que incluso pasan a ser
no sólo su propia marca (Personal
Branding) si no que ésta la trasmiten a su empresa. Caso paradigmático por
ejemplo el de Steve Jobs y Apple.
Un
jefe que se precie debe tener las capacidades que tiene un líder, para crear un
ambiente en el que las personas cumplan sus metas y valoren el trabajo de
otros, promoviendo el desarrollo del espíritu de equipo y fomentando a la vez
aquello que los hace realmente individuos.
Es
pues el liderazgo y la persona, la clave de una nueva era empresarial y
los directivos deberían asumir como objetivo estratégico, tanto personal como
corporativo, el autodesarrollo y el aprendizaje.
Como
os indicaba con anterioridad, en nuestra vida laboral hemos formado parte de
una organización y hemos tenido jefes, compañeros; si planteáramos la
posibilidad de recapitular situaciones poco felices, a muchos se nos vendría a
la memoria emotiva algún jefe déspota, burocrático, insensible o desmotivador.
Si
vamos un poco más allá, seguramente podremos visualizar el comportamiento de
las personas en respuesta a esas actitudes, como el descontento general, el
desgano, el absentismo, el estrés y el estado de conflicto constante. Ahora
bien, ¿qué pasaría si a esas mismas personas se les asignara un jefe de
actitud amigable, motivadora, sensible y conciliadora?. Sin duda, un clima
totalmente opuesto.
De
todas formas, si somos realistas, debemos reconocer que el estilo de dirección
basada en el control de las personas existe y abunda, pero ha quedado
disfuncional, y más ahora en esta época de crisis económica (y social), en
contraposición a un dirección basada en objetivos, ratios donde se ha vuelto a
otorgar autoridad a las personas y a los equipos.
Estamos
en un época muy difícil, con situaciones límites y donde a veces la propia
supervivencia empresarial depende de factores tan dispares que parecen regidos
por la ‘teoría del caos’ y que una mariposa aletee sus hermosas alas en
Singapur, desata en nuestra empresa una oleada de despidos.
Deben
pues los nuevos jefes, convertirse en líderes y fomentar las capacidades de su
equipo otra vez para convertirse en verdaderos equipos de alto rendimiento (E.A.R),
no por horas trabajadas, si no por resultados con alto valor añadido. ¿Y cómo
se consigue eso? Preguntareis.
Debemos
buscar ese cambio en el camino de la humanización, trabajar desde el coaching para
formar líderes, globales y individuales, trabajadores con su propio liderazgo y
que cada uno de ellos posean su propia identidad (Branding) que empoderen a los
equipos en que forman parte.
Y
es que dirigir, delegar, planificar, comunicar y motivar son, a simple vista, comportamientos
que desempeñamos todos los días, pero lo importante es preguntarnos por qué no
funciona, qué estamos haciendo mal y sobre todo analizar las formas para
corregir y aprender nuevas maneras de hacer. Recordemos que existen
líderes que nacen con capacidades innatas, pero la mayoría se va formando a lo
largo de su desarrollo profesional.
De
esta manera, los directivos aprenden a transformar y encontrar nuevas formas de
hacer, y mientras la dirección tradicional obtiene resultados predecibles,
motiva a la gente y defiende la cultura de la organización; la dirección
basada en el Coaching va mucho más allá y trabaja en el poder de los equipos,
alcanza resultados extraordinarios, y focalizando en el poder de la
automotivación una nueva cultura organizacional capaz sobresalir. Y más contemplando los cambios de paradigmas sociales y de valores que estamos viviendo y seguro van a cambiar aún más con las nuevas generaciones.
¿Te
consideras pues un buen jefe? ¿Estas preparado para ser un directivo
superviviente? ¿Puedes convertirte en un jefe capacitado para liderar un E.A.R? ¿Estás preparado para el nuevo liderazgo?
Como
siempre desde mecoach y con el equipo humano de isara, os
podemos ayudar mediante asesoramiento, cursos y formación especializada ‘in-company’,
y directivos en formato ‘interim’ en vuestros objetivos.
M.de Jaime y el equipo de mecoach
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