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“No dejes para mañana lo que
puedes hacer hoy” es sólo eso, una frase que alguien como nuestro protagonista
(le llamaremos Manuel) dice habitualment cuando se le presenta la oportunidad. ¿Por
qué?
Desde que tiene conciencia,
Manuel ha sido de aquellas personas que posponen todo para “al rato”; en el
trabajo, en su casa y en su vida personal. Muchos asegurarían que las
posibilidades de que Manuel sea una persona productiva y eficiente están en
1/0, sin embargo, Manuel podría llegar a ser un “procrastinador estructurado”.
Un procastinador es esa
persona que pospone lo importante y lo sustituye por acciones irrelevantes, sin
embargo, para John Perry, filósofo y profesor de la Universidad Riverside, posponer las tareas y
“dedicar” el tiempo a otras cuestiones que parecen improductivas es el menor de
los problemas. En su libro La procrastinación eficiente;
Guía para dar largas y posponer todo de manera productiva”, asegura que
esta “mala conducta” puede ser el atajo para llegar a una mayor productividad y
aprovechamiento del tiempo. Así que si eres un procastinador, no dejes de leer
porque tu caso tiene salvación.
De acuerdo con el autor, que se
considera a sí mismo un procrastinador declarado, todos podemos llegar a ser procrastinadores
eficientes, pues el arte de postergar puede traer beneficios a corto plazo
sin darse cuenta o “conseguir que este rasgo negativo trabaje en tu favor”. A
este método el autor le llama procrastinación estructurada.
¿Cómo funciona? Es raro
que los procrastinadores no hagan absolutamente nada; hacen cosas ligeramente
útiles, como ocuparse del jardín o afilar lápices o dibujar un diagrama de cómo
van a reorganizar sus archivos cuando se pongan a hacerlo, no obstante se les
puede motivar para que hagan tareas difíciles, oportunas e importantes, siempre
que sean un medio para no hacer algo más importante, afirma el autor. La procrastinación estructurada no es nada más
que organizar las tareas que se tienen que realizar, de tal manera, que estas
perezcan pequeñas cosas a realizar.
Pero, no todos los
procrastinadores son eficientes; hay grados de alerta. “No todos somos
procrastinadores, ni a todos los procrastinadores les será de ayuda reconocer
la estrategia de la procrastinación estructural, porque a veces es una
manifestación de problemas más profundos que exigen más terapia de la que puede
ofrecerles una filosofía ligera”, indica al asegurar que antes de entregar
oficios importantes para Stanford o trabajos finales, inclusive ensayos
postergados; prefería regar el jardín, es más según indica, afilar sus lápices
antes de realizar lo que para él era importante, era lo más importante.
¿Cómo ser un procrastinador
estructurado?
Como muchos de los
procrastinadores, lo primero que necesitan es una guía que estructure las cosas
importantes y no tan importantes por hacer. El primer paso es realizar una lista de actividades prioritarias a
realizar. ¡Pero ojo! El autor no nos habla de la realización de una lista como
la que estamos acostumbrados –donde apuntamos los asuntos más importantes y los
asuntos de vida o muerte– se refiere a una lista de actividades diaria.
Ejemplo:
1. Apagar la alarma.
2. No pulsar el botón repetidor.
3. Levantarme.
4. Ir al cuarto de baño.
5. No volver a la cama.
6. Ir a la planta baja.
7. Hacer café.
Por más absurdo que parezca, la procrastinación es
un desorden que puede convertirse en un modo de vida, es por ello que el autor
recomienda realizar una lista más larga y ordinaria a la que estarían
acostumbrados a realizar, mientras más cosas absurdas contenga, más rápido se
finalizarán todas y así, de manera inconsciente nos sentiremos más útiles y
eficaces. Cuando me siento en la
cocina con una taza de café, me doy cuenta que no sólo he realizado una cosa de
la lista, sino siete; indica el autor.
¿Podría funcionar? El consejo
de la procrastinación estructurada no es hacer miles de listas con una
infinidad de tareas rutinarias o burdas para hacerlas importantes. No, la
recomendación es hacer, paso a paso, una o varias tareas que sean
de suma importancia, esto ayudará a dividir cada una de las tareas en varias
que sí puedas terminar.
Como primera recomendación,
para los procrastinadores fervientes, se les recomienda realizar una lista
extensa, en un principio, esto ayudará a concluir más tareas de las que se
pueden realizar sin una lista en mano. Como otros consejos, John Perry recomienda acompañar la lista con
una “lista de canciones” para asegurar el ritmo
adecuado que te ayudará a realizar la tarea de la forma correcta.
“La música tiene una
conexión directa con las emociones, no hay nada mejor que llegar a la
computadora con una de tus canciones favoritas, escoge la adecuada y empieza.
También asegura, hay que tener
cuidado con los distractores como la televisión, ordenador,
internet, el mòbil... si sabes que te distraes fácilmente, evita tener contacto
con ellos, desconéctalos o agrega recordatorios que te indiquen cerrar las
pestañas o programas que no vas a necesitar. Evita tener mil y una ventanes abiertas
en el navegador.
Y como todo procrastinador
necesita una ayudadita, Perry asegura que juntarte con otros procrastinadores
podría facilitar el trabajo: “Así, si tardabas tres meses en realizar un
trabajo pendiente, con un procrastinador de compañero, puedes tardar dos”. Pero
eso sí, evita juntarte con personas que no postergan, lo único que ocasionarías
es frustrar a tu compañero y postergar su trabajo, asegura irónicamente el
autor. Y tener un excesivo gasto en tu autoestima por no poder seguir su ritmo.
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