Actualmente, se considera que la hipnosis es un conjunto de procedimientos por los que una persona que se designa hipnotizador, sugiere a otra llamada paciente, que experimente como reales algunos cambios sensitivos, cognitivos o motores. El sujeto hipnotizado suele vivir esos cambios como producidos “sin esfuerzo” o de forma involuntaria.
En 1955 la British Medical Association la definió como: "Un estado transitorio de modificación de la atención, que puede ser producido por otra persona o por uno mismo –autohipnosis-, en el que diversos fenómenos llamados hipnóticos pueden aparecer espontáneamente o en respuesta a los estímulos aplicados. Estos fenómenos comprenden un cambio en la conciencia y la memoria, una mayor susceptibilidad a la sugestión, la aparición de ideas que no le son familiares en su estado anímico habitual, así como fenómenos corporales como la anestesia, parálisis, rigidez muscular y modificaciones vasomotoras".
En términos generales se entiende que la sugestión (o autosugestión) de un estado de trance o estado alterado (cuadro hipnótico) que produce un estado efecto auto-potenciado y exagerado, en la mente de la persona, que genera cambios neurofisiológicos visibles, que se pueden confundir con el sueño fisiológico. Esas manifestaciones visibles, se conocen como "estado de trance".
El fenómeno se origina a partir de nuestros órganos sensoriales, cuando estimulando interna o externamente nuestros sentidos, obtenemos ciertas respuestas, en la corteza cerebral, produciendo una reacción determinada.
Esta reacción se auto-potencia y se retroalimenta (feedback) internamente y externamente, a través de nuestras experiencias anteriores y nuestras creencias.
Un poco de historia:
La hipnosis se considera que se inicio de una forma fortuita en 1773 en Occidente, por Franz Anton Mesmer, médico austríaco interesado en estudiar los efectos del magnetismo sobre los planetas y los seres vivos, cuando logró curar en Viena a una paciente que sufría convulsiones, aplicándole unos imanes en su vientre, lo cual le dio una importante notoriedad, realizando diferentes experimentos delante de los principales personajes de la época.
F.A.Mesmer creía que aquello que realmente sanaba a los enfermos de sus experimentos eran los imanes y su influencia sobre el cuerpo del individuo. En 1784, la Academia de Ciencias de Francia realizó una investigación y desacreditó las técnicas que utilizaba y abandonó París dejando tras de sí una estela mezcla de curiosidad y escepticismo.
El marqués de Puységur imitó sus prácticas, descubriendo que no eran necesarios los imanes para obtener interesantes fenómenos, o el Padre Faria, quien llegó a la conclusión que esos efectos eran producidos por lo que llamó “fascinación”, y no por influjos magnéticos.
Durante el siglo XIX, varios cirujanos británicos usaron diversas técnicas de inducción para operar sin dolor en un tiempo en que todavía no estaba descubierta la anestesia, pero el término hipnosis no apareció hasta que James Braid, indicó que el paciente parecía como dormido y utilizó la palabra Hipnosis, proveniente de Hypnos (Ύπνος).
A finales del s. XIX se crearon en Francia dos importantes escuelas de hipnosis de reputación mundial: la escuela de Nancy, liderada por Bernheim y Lièbault, quienes defendían que la hipnosis se daba por “sugestión”; y la Salpêtrière en París, dirigida por el neurólogo Charcot, quien afirmaba que era fruto de la histeria, trastorno que consiste en padecer una enfermedad imaginaria que imita a una enfermedad real.
Ya en los cambios de siglo, el entonces jovencísimo Sigmund Freud se interesó por la hipnosis, y viajó hasta la Salpêtrière para aprender con Charcot. Pero 3 años más tarde, el propio Freud afirmaba que no es necesaria la presencia de un estado patológico como la histeria, y que la hipnosis puede reactivar los recuerdos reprimidos. Esto le hizo pensar que hay una parte de la mente no explorada, fuera del alcance de la consciencia, que llamó “inconsciente”, y a partir de aquí, sentó las bases del Psicoanálisis.
Más tarde fue abandonando la práctica de la hipnosis, aunque siempre conservó el uso del diván, y la costumbre de colocar su mano en la frente del paciente, así como fomentar la asociación libre de ideas.
Cuando Freud se apartó definitivamente de la hipnosis, esta pareció volver a caer en desuso, aunque varios premios Nobel la aplicaron, como el español Ramón y Cajal, o el francés Richet.
Los vaivenes de la historia hacen que, con la Primera y Segunda Guerras Mundiales, se reactive de nuevo el interés por la hipnosis cuando los ejércitos norteamericano y británico investigan sus aplicaciones sobre los soldados afectados de traumas de guerra.
En aquellos años se conocían ya las investigaciones sobre “reflejo condicionado” de Pavlov, así como los métodos de autohipnosis de Schultz y de Jacobson. El francés E. Coué había formulado sus famosas leyes sobre la sugestión, y numerosos estudios sobre neurofisiología habían detallado los pormenores de los fenómenos obtenidos bajo trance hipnótico.
En este contexto, el norteamericano Milton Erickson inicia una nueva forma de hipnotizar: la que no requiere un ritual formal de trance; la que no implica autoritarismo, sino que se basa en la creencia que el subconsciente del paciente contiene todos los elementos necesarios para el cambio y la mejoría; que cree que basta sugerir para despertar las respuestas inconscientes, y que todos tenemos capacidad para entrar en trance y activar nuestros propios recursos. A esta nueva forma de proceder, se le ha llamado posteriormente hipnosis ericksoniana.
La Hipnosis Ericksoniana
Milton Hyland Erickson, (1901-1980) fue un médico e hipnoterapeuta estadounidense, innovador y pionero en cambiar las técnicas de hipnotismo aplicadas a la psicoterapia.
M.Erickson aquejado de poliomielitis a los 17 años y desahuciado por los médicos, tuvo tiempo y temple para recuperar los movimientos trabajando la introspección y el control mental, por lo que adquirió un modo de abordar las dificultades psíquicas de manera original y autosugestiva, habilidad o característica que luego aplicó para curar a sus pacientes. Su fuerza de voluntad le permitió sobreponerse a la enfermedad y graduarse en medicina y psicología; trabajó como psiquiatra en numerosas instituciones y, más tarde, como profesor de psiquiatría.
Milton Erickson defendía la existencia de lo que denominó “Trance Cotidiano Común”, como un estado de abstracción o ensimismamiento que aparece periódicamente a lo largo del día, como una forma natural de descanso y renovación de la mente.
En este estado contactamos involuntariamente con nuestro mundo interno, accediendo a emociones, vivencias e ideas profundas que facilitan la aparición de intuiciones o insights -episodios de revelación, de “darse cuenta”, o de profundo entendimiento-. Estos trances siguen los ciclos personales, apareciendo intermitentemente durante unos minutos cada pocas horas, por lo que los citados autores proponen aprovechar esta ventana natural hacia el inconsciente como forma de acceso terapéutico.
De ahí que la hipnosis ericksoniana sea naturalista, ya que él consideraba el trance como una alteración natural de la consciencia, ya sea de aparición espontánea, o inducida por un hipnólogo o por sí mismo.
Como conceptos generales, las grandes ventajas de la Hipnosis Ericksoniana es que se basa en sugerencias positivas que se utilizan en lugar de las sugerencias de comandos habituales utilizados por los hipnotizadores.
De esta manera las personas que se someten a la hipnosis, se encuentran más receptivos y así cuando una persona está hipnotizada, la persona se encuentra abierta para recibir sugerencias, sugerencias positivas sobre el tema a tratar para realizar modificaciones en el problema del paciente (cambio de actitud, pensamientos positivos…), siendo la clave que el procedimiento se centra en entender y trabajar el problema, no “imponer” con las clásicas ordenes de cambio de la hipnosis tradicional.
Otras características del legado de este psiquiatra norteamericano que distancian la hipnosis ericksoniana de la clásica son:
· Adaptarse al estilo del paciente, observar a la persona, y acompasar su forma de expresión verbal y no verbal. Ello implica escuchar abiertamente para entender su esquema de valores, la visión del mundo, y cómo supera los obstáculos a su manera.
· Revisar el pasado no es la clave para solucionar el conflicto. El pasado no se puede cambiar, y aunque se puedan encontrar explicaciones, lo que se vive es el hoy y el mañana, y eso es lo que debe atenderse.
· Buscar un cambio progresivo, y trazar objetivos concretos para futuros próximos. Mas no es el terapeuta quien dirige la vida del paciente, sino que es este mismo quien sabe lo que mejor le conviene.
· Crear situaciones en las que las personas puedan darse cuenta de su propia capacidad para modificar su manera de pensar, su conducta, o su emoción. Para Erickson era fundamental facilitar que la persona reconozca sus propios recursos, y motivarle para que ejerciera el cambio más adecuado para sí mismo. Por ello enfatizaba el descubrimiento del lado positivo (más que del negativo) para producir el insight en el paciente.
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M.de Jaime
Coach en meCOACH
Fuentes propias y otras fuentes
AUTOHIPNOSIS - Henry Leo Bolduc 1992
http://www.isara.es